Le Chat

¡ Escribir con urgencia ! Algunas personas escriben porque quieren, otras porque lo necesitan, y están los que tienen un buen negocio entre manos. Yo soy la suma de la opción 1 y 2, y envidio a los de la opción 3.

A veces el trabajo y el clima y una larga lista de excusas inútiles, hacen que los que escribimos por gusto y necesidad debamos posponer la escritura en pro de alguna otra obligación o necesidad. Se entiende, la vida es así. Pero a los que estamos en la opción 2, la falta de escritura se exterioriza lentamente hasta que acaba convertida en un síndrome o una patología. No he llegado tan lejos, porque eventualmente termino creando y escribiendo acerca de algo, en mi blog o en facebook o en un cuento. Incluso las líneas sueltas en mi libreta roja sirven.

Pero tengo que confesar que hace meses que no me sentaba frente al computador con el único objetivo de transcribir mis demonios y pasiones literarias en texto. Todos los planes estaban en pausa hasta nuevo aviso. No estaban las condiciones atmosféricas apropiadas para escribir con algo de comodidad. No puedo escribir entre los escombros. Y los días pasaron y de a poco comenzaron los sueños raros.

Los sueños raros

No soy de los que se acuerda de todo lo que sueña. Pero cuando me acuerdo, suelen ser alegorías o representaciones de preocupaciones presentes en mi día y mi semana, incluso aparecen mensajes del inconsciente que llevo una temporada analizando (con ayuda). Y esos sueños son todo lo extraño que se quiera, porque mi cabeza es una gran juguera.

Todos tenemos sueños realistas y otros pelacables. Pero yo además tengo una gama de sueños que denomino “raritos”, que no hacen referencia a ningún arquetipo ni referencia ni nada que se pueda encontrar en un libro de psicología. Mi subconsciente, en vez de jugar con lo que tiene disponible para ayudarme a lidiar con el día a día, se pone a crear el muy CTM. ¡Inventa historias! Me muestra personajes, les da contexto, les construye historias. Claro que en una estructura no lineal, porque es un sueño.

La última creación de mi cabeza es el Wobo, un ser peludo de cogote pelado como un tentáculo grueso color piel, que termina en siete orificios que podrían ser bocas u ojos o las dos cosas al mismo tiempo, y que dispara fideos de espirales para atrapar conejos a una velocidad demasiado rápida para que el ojo desnudo pueda detectarle.

Cuando me di cuenta de lo que estaba ocurriendo en mi cabeza, me senté al computador y escribí de principio a fin el cuento que me debía desde hace meses. Y lo hice con tanto placer, descubriendo al personaje mientras lo creaba, que acabé feliz y dicharachero. Fueron cuatro horas de concentración extrema que dieron frutos. El cuento es un borrador todavía y cuando lo leo no me parece gran cosa. Pero espérate a que me encierre a retocarlo. ¡Espérate!

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By Daniel E. Guajardo Sánchez

Santiago, 1977. Daniel Guajardo (aka) Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel Guajardo en Providence, Chile.