Que no tiene nada que ver con zombies

Es una novela corta de Mike Wilson, 120 páginas en letra grande, que se lee en un rato. Es fluida y precisa, no leí nada que pudiera considerarse de relleno. A ratos me surgieron preguntas como dónde están los adultos o de dónde sacan la comida, qué traen puesto, o qué piensan mientras hablan; en todos estos años de sexo descontrolado nadie se embarazó.

A mí se me dan fácil esas preguntas mundanas, la novela no necesita responderlas por obligación, pero mi imaginación requiere de algunos detalles extra.

El personaje que tiene una voz más clara y fascina por sí solo, es Frosty. De hecho, si se trata de poner una chapa, Frosty es el protagonista. La novela es acerca de él y su pasado sórdido y su presente obsesivo. El rostro quemado efectivamente le otorga nitidez y lo hace tangible, aunque sea un monstruo.

Mi visión personal de toda narración, para que tenga sentido, es que me presente un conflicto al principio y lo cierre al final. Es mi deformación profesional y es muy útil para entender cualquier novela, por muy experimental que sea.

Zombie de Mike Wilson
Portada de la edición 2010

Al buscar el conflicto que da sentido a Zombie, lo que salió a flote no fue la bomba atómica, ni la supervivencia, ni la drogadicción. Sino la desaparición de los personajes en el borde del bosque. Ahí nace el misterio y es ahí donde se resuelve, junto con el cierre de la novela. En un viaje a través de la desolación del cráter hacia lo desconocido.

Lo que me causó un total desconcierto fue el narrador. Al comenzar el libro hay una primera escena relatada en tercera persona. Y luego todas las demás escenas recaen en un narrador proxy en primera persona. Es un filtro de los personajes que traduce sus pensamientos (supongamos caóticos) en ideas homologadas y elaboradas.

Es decir, todos se expresan como el mismo personaje. Hablan con una misma voz, piensan con el mismo cerebro, indiferente de su género o edad, incluso Frosty que podría considerarse como el Protagonista. Muy desconcertante. Y decepcionante.

Conclusión

zombie mike wilson
Portada de la edición 2015

El libro en sí es una gran metáfora pretenciosa, cada aspecto de la historia representa metáforas paralelas, los personajes son apenas pequeñas piezas del rompecabezas. Hay que leer con muchos filtros superpuestos para llegar al corazón del mensaje. Y para entenderlo hay que ser algo más que un lector de novelas de acción. O de navecitas que meten bulla en el vacío del espacio. Si quieres saber más de esto, ve al artículo “Texto, Contexto y Subtexto” en este mismo blog.

En resumen, es un libro pretencioso, interesante, aunque hubo detalles que llamaron mi atención y nublaron mi experiencia lectora. Lo leí en un rato, en serio, ida y vuelta en la micro. Y me dejó muchos ruidos.

No lo recomiendo para todo público. Es más un trabajo para estudiantes de literatura que tienen que hacer un ensayo sobre intertextualidad o subtextos. No aburre, pero no por eso me gustó más.

Ahora, si tienes ganas de leer un cuento que sí es acerca de Zombies… Puedes leer “El café de media tarde“, presente en este blog y también en mi libro de cuentos de fantasía urbana “En la Sangre“.

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By Daniel E. Guajardo Sánchez

Santiago, 1977. Daniel Guajardo (aka) Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel Guajardo en Providence, Chile.