¡Escribe!

Alguna vez fui un «nuevo escritor». Sé que no puedo hablar con mi yo de hace 35 años. Pero tal vez pueda aportar con un poco de mi experiencia a las nuevas mentes creativas del presente. Por favor, sígueme en esta muy simple y normal historia que comienza con un joven escritor de fantasía, terror y ciencia ficción.

Haciendo memoria y recordando ahora con la claridad de cuatro décadas, estoy casi seguro que escribí mi primer cuento concreto, de principio a fin, terminado… en 1990. Entonces tenía 13 años y llevaba algunos años haciendo historias cortas en cuadernos y libretas, la mayoría ideas sueltas.

Desde entonces y hasta ahora he aprendido un montón. Especialmente de mis errores y mira que la he re-cagado, varias veces.

Consejo N.º 1: leer mucho y leer de todo.

Consejo N°1
Consejo N.º 1: leer mucho, y leer de todo.

Lee toda la ficción que llegue a tus manos. Cada vez que tengas tiempo para leer, pues lee. No discrimines por género, solo lee. Y con el paso del tiempo reconocerás la literatura que te gusta y la que no. Tus autores favoritos y otros que no te agradan. A partir de entonces podrás discriminar tus siguientes lecturas dentro de lo que más te gusta; pero no ignores otras lecturas que podrían ser muy educativas y que no forman parte de la literatura que lees.

A fines de los 80 inicié la lectura fanática de todo lo que había en la biblioteca de mi papá. Primero fue el Hobbit, después el Silmarillion, y a continuación El Señor de los Anillos. Seguí con la ciencia ficción clásica, Asimov, Bradbury, Zelazny. Amé las historias de Zenna Henderson. Descubrí un universo de posibilidades con Ursula K. Leguin. Perdí la cabeza por mucho tiempo con Dune. Conocí el horror verdadero con Lovecraft (y con Alien, que no es libro, pero ya, fue en la misma época). Leí todo, algunos libros los releí varias veces.

También leo de vez en cuando alguna novela relevante de la literatura latinoamericana, como Isabel Allende, Gabriel García Marques, al Vargas Llosa pre-candidato. En la universidad leí repetidas veces a Bryce Echeñique y Juan Rulfo. También en la universidad me autoeduqué en la lectura en inglés*. Y tengo un par de joyas de Vernor Vinge que leí diez veces y volveré a leer diez veces más; junto con varios Premios Hugo que aún no han traducido al español.

*Acerca de leer en inglés, creo que hizo una gran diferencia entre el escritor que solo lee traducciones de los clásicos de la fantasía y la ciencia ficción, y el escritor que lee en el idioma original; tal como fue la intención del autor cuando las escribió. El problema con las traducciones es que no siempre son fieles al sentido original. Muchas veces se pierden matices relevantes del lenguaje y esto afecta la historia; pero sobre todo me afecta como escritor. Mis primeros cuentos los escribí en traducción del inglés, «maldita sea» y «rayos» incluidos.

Vuelvo al relato… Hasta entonces escribí mucho, cientos de historias y la mayoría no tenía resolución. Entonces llegó el verano de 1998. Ese año escribí una de esas historias y no me detuve hasta que la terminé, bien cerca de las 30,000 palabras. Al año siguiente repetí la experiencia, con poco más de 40,000 palabras.

Esas dos novelas no estaban bien escritas. No importa cuánto las pulí, creo que jamás las publicaré. Pero sí que estaba orgulloso de haber escrito dos novelas en dos años consecutivos. Y así entendí que todo lo que había leído en mi vida hasta entonces fue inspiración y formación para lo que escribí y escribiría después.

¿Puedo ser escritor si leo muy poco?

No. Para ser escritor o escritora es esencial que leas, mucho, de múltiples temas y géneros literarios.

Consejo N.º 2: escribir siempre, no importa si las ideas se diluyen o si las historias no llegan a término.

Consejo N°2
Consejo N.º 2: escribir siempre, no importa si las ideas se diluyen o si las historias no llegan a término.

Escribir como profesional se aprende escribiendo. Anota en cuadernos. Escribe en el teléfono. Escribe en la computadora. Finge que escribes algo con tu imaginación. No importa si lo que estás escribiendo no llega a ninguna parte. Pueden ser experimentos, escribe de conceptos, de estilo, de temas. Está bien ponerte a prueba. No todo lo que escribes tiene que salir a la luz, puedes esconder lo peor. Pero recuerda que siempre habrá una oportunidad en el futuro para revisitar una historia mala y darle nueva vida.

De todo lo que escribí hasta ahora, me enorgullezco de descubrir buenas ideas. Las leo ahora veo genialidad y buena ejecución, pero sobre todo veo una obsesión con un resultado que solo me importaba a mí. También había problemas, errores típicos del principiante; en particular una falta de claridad en algunos puntos de la historia o un enfoque sobre la situación en vez del arco del personaje.

Seguí escribiendo, cuentos que eran cada vez más largos. Seguí leyendo, especialmente libros premiados y autores con temas o estilos que me fascinan, como China Mieville y Lauren Beukes. Durante mis años de universidad y después, cuando me volví independiente y me casé, no me he detenido de escribir, aunque sean diez palabras en una libreta. Sigo leyendo y escribiendo ahora que soy padre de 2 y apenas tengo tiempo para dormir.

Pero no me doy por vencido, de verdad no sé cómo hacerlo. No importan las críticas (o la ausencia de ellas), o la visión pesimista del futuro. Escribir es mi principal pasión y cuando no me ves escribiendo, ten por seguro que en mi cabeza estoy creando, editando y mejorando.

¿Me puedo auto-denominar «escritor» si escribo muy poco?

Sí, la verdad es que hay grandes escritores y escritoras que demoraron años en escribir y pulir una obra y eso no los hace menos escritores. No se es escritor/escritora por más o menos volumen de palabras escritas, sino por el hecho de escribir… y publicar.

Consejo N.º 3: encuentra tu método de escritura.

Consejo N°3
Consejo N.º 3: encuentra tu método de escritura; planificar el argumento y los personajes, o descubrir la historia y sus detalles.

Conocer el final del camino siempre es útil a la hora de escribir una historia. Y si conoces las distintas paradas en el camino, mejor aún. A veces puedes desviarte y la historia mejora. A veces los desvíos te alejan de tu objetivo. La meta es terminar el primer borrador, aunque esté mal escrito. Si necesitas anotar cada detalle del camino para poder recorrerlo mientras escribes, está bien. Si solo necesitas el final y te gusta inventar el camino mientras lo recorres, está bien también. Cualquier variación de estos dos métodos está bien. Y recuerda, siempre puedes desandar el camino y retomar allí donde te desviaste.

En esta última década, descubrí algunas cosas interesantes acerca de mi estilo y mi método de escritura. Tengo que planificar la historia en general, o me pierdo en el camino; y disfruto al descubrir a los personajes y los detalles de la historia y sus relaciones en particular, mientras escribo.

Un ejemplo de fracaso. En abril de 2011 planifiqué una historia completa con lujo de detalles y luego ya no quise escribirla. Porque el proceso de planificarla de manera tan minuciosa fue el equivalente a escribirla. Y luego ya no había goce en transformar ese camino trazado paso a paso en una novela. Ni siquiera porque yo mismo había trazado ese camino. La motivación de la creación de la historia se había acabado antes de comenzar.

Otro ejemplo de fracaso. Cuando escribo una historia en la que no sé el final al que quiero llegar, no soy capaz de avanzar o me atasco en capítulos sin salida. En esos momentos sufro «Bloqueo del Escritor», que es una excusa para decir que hice algo mal y no sé como resolverlo sin borrar lo que tanto me costó escribir.

Me enamoraba de mis propias palabras y era incapaz de borrar para corregir el camino. Por eso fracasé tantas veces. Con ideas emocionantes que habrían sido excelentes cuentos o novelas si no me hubiera obstinado en seguir una ruta sin salida.

Hoy sigo enamorado de mis palabras. Pero cambié el foco. Me preocupo más del resultado, y voy afinando detalles mientras escribo. Si tengo que borrar o volver atrás, lo hago. Guardo lo que borré, aunque nunca más lo vuelva a mirar. Y sigo adelante.

¿Qué método de escritura debo seguir?

Prueba con diferentes métodos, ya sea escribir con lápiz y pape, (Gaiman), producir 6 hojas diarias (King) o escribir en la madrugada (Guajars); seguro encontrarás uno, o la mezcla de varios, que se ajuste a ti.

Consejo N.º 4: practica tus temas y tu voz.

Consejo N°4
Consejo N.º 4: practica tus temas y tu voz.

Mis temas son mis opiniones fundamentales acerca del mundo en el que vivo. Incluyen mis prejuicios. Incluyen las bondades y maldades de mi alma. Y plantearlos en una obra, aunque sea como excusa de exploración, es necesario para que la historia tenga peso real. Todas las grandes obras de ficción tratan de algo importante que se trasluce en las acciones e inacciones de los personajes. Si pones atención, verás este patrón. Es la «historia secundaria» en la tesis de Piglia. La historia que cuentas es el Caballo de Troya y el tema profundo son los griegos que se esconden en su interior.

Otro elemento que he forjado a lo largo de estas dos décadas, es mi voz de autor; no se trata solamente del estilo literario, sino también de los temas que hablo y cómo los abordo. Cuestiones valóricas, políticas, morales y socioculturales, reflejadas en historias que hablan de personas ordinarias en situaciones extraordinarias. Me gusta eso.

Escribo fantasía, terror y ciencia ficción, pero prefiero ser más específico y decir que escribo fantasía urbana, terror cotidiano y ciencia ficción distópica HopePunk (con final feliz). Esos son mis géneros literarios y en ellos me siento cómodo, porque me permiten explorar temas relevantes con una mirada cercana que ralla en lo localista.

También conozco mis límites, mis prejuicios y mis sesgos. Es muy importante saber para lo que soy bueno, pero es especialmente relevante comprender en qué áreas mi desempeño es un desastre. Así me evito frustraciones evitables.

Uno de mis últimos cuentos, presente en las colecciones Furia de Estrellas y Poliedro VI, ambientada a principio de los 80 en Chile, coloca a un joven estafeta de una oficina de gobierno en una situación sin retorno. Trata de la capacidad de las personas que vivieron en esa época para tolerar la dictadura y la violación de los derechos humanos, en complicidad, con miedo o en resistencia. Esa es la temática de fondo, mientras la historia habla de unas criaturas aterradoras que hibernan en un valle del Cajón del Maipo. El cuento es una pincelada sobre el tema, planeo seguir hurgando en ese mundo, luchando con la incomodidad que me produce hablar del asunto.

Puedes hablar de los temas que te duelen o que te alegran. Pueden ser los temas que quieras. Incluso si no te lo has planteado así, seguro que ya lo estás haciendo en tus historias y no te habías dado cuenta. Ahora que lo entiendes, puedes atender mejor al tratamiento de tus temas personales en tu narrativa.

¿Qué es eso de «mis temas» y «mi voz»?

Se refiere a los temas en torno a los que gravita tu obra, y tu estilo literario, tu punto de vista, todo aquello que hace tu obra «única».

Entonces, a modo de resumen:

Consejos para escritores nóveles.

Consejos para nuevos escritores
  1. Leer mucho, y leer de todo.
  2. Escribir siempre, no importa si las ideas se diluyen o si las historias no llegan a término.
  3. Encuentra tu método de escritura: planificar el argumento y los personajes, o descubrir la historia y sus detalles mientras escribes, o una mezcla variable de ambas métodos.
  4. Practica tus temas y tu voz.

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Avatar de Daniel Enrique Guajardo Sánchez

By guajars

Santiago, 1977. Daniel Guajardo (aka) Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel Guajardo en Providence, Chile.