Una vida creativa

Contar historias, escucharlas y aprender de ellas es parte esencial de lo que nos hace humanos. Lo hacemos todo el tiempo desde que nacemos.

Como contadores de historias queremos captar la atención, mantenerla, y dejar un mensaje pegajoso en el inconsciente del que recibe la historia, al mismo tiempo que transmitimos una parte de quién somos al relatar historias que nos importan.

  • Contar historias es transmitir emociones.
  • Contar historias es transmitir conocimiento.
  • Contar historias es transmitir experiencia.

Así aprendemos. Las experiencias de otros nos nutren. Y nuestras historias contribuyen a la experiencia de los demás. Con historias justificamos nuestras faltas, y con historias exageramos nuestros triunfos.

La historia de tus bisabuelos que recorrieron medio mundo para colonizar un territorio remoto. La historia de tus abuelos que casi no sobreviven a la enfermedad y la pobreza, y el recuerdo de sus hermanos que murieron. La historia de tus padres que vivieron la época turbulenta de las revoluciones sociales, los golpes de Estado y el miedo a la tortura y la desaparición; y la historia de sus amigos que tuvieron peor suerte.

Compara esas historias con la historia de cómo te quedaste sin internet un día y tuviste que comprar un café para acceder al wifi y revisar tus redes sociales y así supiste que tu mejor amiga, anoche comió sushi y no te invitó, pero no importa porque estabas donde tus padres celebrando el cumpleaños del gato y no podías ir.

Todas las historias son relevantes, incluso la del café+wifi+sushi. Aunque algunas historias carecen de peso emocional, y otras historias no tienen consecuencia. Podríamos decir que no hay cambio ni para bien ni para mal, cosas pasan y listo, fin. Meh.

La diferencia entre una historia satisfactoria de una insatisfactoria es su capacidad de resonar con el público.

Resonancia: fenómeno que se produce al coincidir la frecuencia propia de un sistema (emocional), con la frecuencia de una excitación externa.

RAE

Una historia que resuena es aquella logra coincidir la frecuencia emocional entre la historia que se cuenta y la persona que la escucha. Es una historia que te alcanza y se conecta, incluso a nivel inconsciente, con una experiencia emocional personal, que resuena y te atrapa. «Toca una tecla (emocional) en ti».

Distintas historias resuenan con distintas personas. Por eso no todas las historias interesan de igual manera a todos los públicos. El consumidor de historias busca emociones pasajeras que le son afines o interesantes, o incluso necesarias. Por ejemplo, felicidad, asombro, amor, miedo, nostalgia, lujuria, aventura.

Hablemos del TERROR. Hay una necesidad inconsciente de consumir este tipo de historias, porque los horrores que otros viven, incluso los más extremos y no-plausibles, nos ayudan a entender y sobrellevar los horrores que podríamos experimentar en nuestras vidas. Una historia de terror bien contada no es acerca de los sustos, sino de la experiencia emocional de los personajes y su cambio (para bien o para mal) a lo largo de la historia; y nosotros que presenciamos esa historia, aprendemos de esta experiencia.

Vivimos la experiencia horrífica en un contexto seguro, tal vez tengamos pesadillas, pero eso también es parte del proceso de aprendizaje.

Las historias son conocimiento. Una misma historia puede ocurrir en lugares distintos y a personas diferentes, y sigue siendo la misma historia. El conocimiento se adquiere en parte por interés y en parte por repetición. Por eso tenemos cientos de películas que cuentan la historia de Romeo y Julieta.

Hay intereses permanentes e intereses variables a lo largo de la vida de una misma persona. Por eso hay quienes solo consumen Ciencia Ficción. La buscan, la coleccionan, son expertas en el tema; y en distintas etapas de su vida prefieren consumir su Ciencia Ficción con más aventura, o más romance, o más horror, más bizarro o nada de bizarro.

Podemos encontrarnos en nuestra afinidad por ciertas historias, por nuestra necesidad de cierto tipo de experiencias. Por ejemplo, yo prefiero la fantasía urbana, el terror contemporáneo y las distopías con final feliz. Son los cuentos, novelas y comic que me gusta leer. Son las películas que me gusta ver. Y son también las historias que me gusta contar, con énfasis en la experiencia emocional de los personajes y su cambio (para bien o para mal) a durante la historia.

Dedica un tiempo en analizar lo que lees, lo que admiras, lo que te quedas a ver en el cable cada vez que lo pillas. Qué encuentras allí. Qué crees que te atrae más. Qué experiencia obtienes cada vez. Qué parte de esas historias se conecta emocionalmente contigo.

Luego analiza las historias que cuentas, y cómo se conectan con tus gustos. Mi predicción es que encontrarás puntos comunes y que tendrán sentido. Si te animas, déjame un comentario para saber cómo te va.

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By Daniel E. Guajardo Sánchez

Santiago, 1977. Daniel Guajardo (aka) Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel Guajardo en Providence, Chile.