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Te explico el final

Ending Explained

Estos videos en YouTube NO existen porque hay personas que necesitan que les expliquen el final de una serie o película. Existen porque hay una necesidad de confirmación. Reconocer que el final que yo vi es el mismo que otros vieron. Lo que yo entendí es lo que otros entendieron. A partir de los mismos elementos presentados en la serie o película. Eso produce satisfacción. ¡Endorfinas!

Es julio de 2020. Plena pandemia de covid-19. Casi todos vemos películas y series a través de plataformas de streaming. Y cuando nos distraemos o perdemos el hilo, retrocedemos el video y lo vemos de nuevo. Igual que los libros, físicos y digitales. Leemos el capítulo otra vez. Así es nuestro mundo. No solo es inmediato. También es bajo demanda. Es no-lineal. 24×7. Y si no entendí el final porque me perdí de algún detalle, pos la repaso de nuevo.

Hay un tercer tipo de respuesta a por qué alguien nos querría explicar el final. Y es que…

El final no se entiende.

El buen cuchillo
Si viste esta película, SÍ lo entiendes.
Y porque el investigador privado lo explica.
Y porque es súper satisfactoria.

¿El final no se entiende? Esto sucede porque el narrador(a) falló en plantar, regar y/o cosechar los elementos cruciales que hacen que el final sea comprensible. Porque al final de la historia ocurren situaciones y se destacan elementos que no se explicaron previamente. O se explicaron pobremente. O se explicaron de manera enrevesada, compleja, serpentina.

O porque se plantaron y regaron, pero luego no tuvieron ninguna relevancia en el final de la historia ni en el desarrollo de los personajes y por qué diablos formaba parte de la historia.

El pobre oso
Si viste esta película, SÍ lo entiendes.
Porque el final es muy explícito.
Y porque es súper satisfactoria.

Hay una sensación de satisfacción maravillosa al ver una película o una serie o leer un libro y entender por qué ocurrieron las cosas de la manera que ocurrieron al final. Pero cuando no se entiende, la frustración es indiscutible.

En nuestra arrogancia creativa podemos achacar la culpa al lector o la audiencia. Es la respuesta más fácil y seguramente es la errónea. Porque el problema siempre es la ejecución.

La ejecución

Cómo das una estructura a tu obra hace toda la diferencia. Puedes definirlo antes de comenzar a redactar, o después cuando edites el borrador terminado.

El pobre Thor
SETUP.
Thor no puede levantar a Mjölnir porque no es digno.

Hay una ecuación lógica bastante simple. PERO NO POR ESO ES FÁCIL. Que se puede ejemplificar con la Regla de Tres para la escritura de ficción:

Funciona así: luego de presentar un elemento relevante para la historia, tienes que entregar al lector(a) o al espectador(a) un recordatorio de por qué los eventos ocurren de la manera que ocurren. Por qué la causa y por qué el efecto. Así se evita el dios de la máquina.

Todos aquí entendemos qué es el «Deus ex Machina» y por qué es problemático.

Decir que es una regla de tres (3) es solo una manera de indicar que hay un patrón. Una cierta repetición de tal elemento relevante que se plantó en un momento y que se cosechó después en la historia. No tiene que ser tres veces. Puede ser solamente dos: setup y payoff. Tampoco tiene que ser siete veces. Porque el exceso de recordatorios puede causar hastío. Pero siempre tiene que ser relevante.

El pobre Steve
REMINDER
Steve casi puede levantar a Mjölnir porque es casi digno.

Chéjov dijo (en 1889) que «uno nunca debe poner un rifle cargado en el escenario si no se va a usar. Está mal hacer promesas que no piensas cumplir». La instrucción es la misma. Disponer el arma en la escena, recordar al lector o espectador que el arma existe, y luego saldar la deuda disparando el arma en un momento crucial. No tiene que ser un arma, es solo un ejemplo.

Imagina ver Endgame (ya pasó un año, no es spoiler) y no entender por qué el Capitán América puede levantar el martillo de Thor. Todos entendemos por qué lo hace. ¿Cierto?

El buen Steve
PAYOFF
Steve puede levantar y usar Mjölnir porque sí es digno.

El «overshadow» y el «red herring».

Supongamos que terminaste de escribir el cuento o novela o guion. Y en el final súper satisfactorio que escribiste con el mayor entusiasmo, hay un elemento nuevo que sacaste del sombrero. No existe en la historia antes de ese momento. Es un deus ex machina.

Si tal cosa te llega a ocurrir, tienes que volver atrás en tu relato y editarlo para que ese elemento exista. Como magia. La persona que lea o vea el producto final no tiene por qué saber que ese elemento tan interesante y satisfactorio emergió como un error y tuviste que activar el viaje en el tiempo para corregirlo.

Esa magia se conoce como Edición. Pero el acto específico de plantar mientras se edita el texto, se conoce (en inglés) como overshadow. “Sombrear”. Al menos así lo llama Brandon Sanderson en sus pódcast y clases universitarias. Es una forma de pulir el texto, asegurándose que el trabajo final es satisfactorio.

Casi al empezar mi carrera, me di cuenta de que los mejores escritores son también los mejores revisores. Que ese esfuerzo extra es lo que separa a los buenos de los maestros.

Brandon Sanderson

No confundir con el «red herring» o «arenque rojo». Es una estrategia de distracción. No es un accidente, como que se nos olvide plantar o recordar un elemento relevante de la historia y su clímax.

El pobre Snape
Spoiler: la historia de Snape es una distracción.

El red herring es algo que plantamos en la historia a propósito. Y luego lo recordamos a propósito. El lector o espectador sabe que es un elemento importante, porque se lo estamos declarando. Y repitiendo. Pero al momento de saldar esa deuda, perturbamos las expectativas entregando un resultado diferente. ¡Ese elemento que parecía tan relevante en realidad era una distracción!

La solución.

Planifica la historia. Pequeños pasos hacia el final. No tiene que ser una descripción completa de todo lo que ocurre. Pero lo que ocurre, tiene que ser relevante.

Asegúrate que el final tenga los elementos que necesitas. No importa que no los hayas planificado antes. Y luego mueve las piezas de la planificación para que sepas dónde se planta y dónde se recuerda cada elemento.

Regla de oro: si no lo vas a usar, no lo incluyas.

Regla de plata: hay cosas que tienes que agregar en tu obra para destacar el mundo, a los personajes, su relación con la historia. No las deseches.

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