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Escribir autoficción sin dañar a tus cercanos

autoficción benigna

Toda ficción puede —y algunos dicen que «debe»— friccionar o tensionar a quien lee, para no ser una literatura blanda o descafeinada. No nos meteremos en «la misión de la literatura», que varía según el contexto y la cultura de quien la interpreta. Pero podemos convenir que toda literatura de ficción debe producir algún efecto en el o la lectora. Y que hay novelas y cuentos y narrativas para todos los gustos, con una amplia gama de tensiones y fricciones que pueden producir un amplio abanico de incomodidades y fastidios.

La autoficción tiene la particularidad de que puede afectar también a tus familiares y amigos y conocidos, porque tal vez tu autoficción los apunta con un dedo, aunque no uses sus nombres ni los describas físicamente.

Supongamos que tú no quieres causarles molestia ni transferirles culpas, «supongamos». Pero su presencia como personajes en tu autoficción es importante. La mejor manera de prevenir un daño emocional, es avisarles que hay personajes que se parecen a ellos y que hay situaciones que seguramente ellos recuerdan, pero que la historia es un ejercicio de ficción y que no deberían sentirse involucrados.

No les pidas autorización. No les muestres el material para que te den su visto bueno. Porque este acto de buena fe puede abrir demasiados flancos. Si quieres abrir esos flancos y discutir temas, tal vez sea una buena estrategia, incluso se siente sano. Pero si me preguntas a mí, mejor de lejos con los conflictos no solicitados.

Ahora, supongamos que quieres ejercer tu derecho a la funa honesta. Que quieres contar algún evento que te marcó, que no puedes olvidar y/o que no vas a perdonar. En este caso, te recomiendo que te plantees mejor escribir una memoir, en vez de una autoficción. Porque la autoficción tiene un objetivo ficticio, aunque ocupe elementos de la vida real y personal de el o la autora. Mientras que la memoir presenta el evento, sus causas y sus efectos, en modo de no-ficción confesional, sin ser una autobiografía.

Mi autoficción

Es cierto que la autoficción sirve para poner en tapete a quien te dé la gana. No te voy a decir que no lo hagas. Nomás recuerda que «un gran poder literario, conlleva una gran intención del autor».

En mi caso, sin hacer espoiler, puedo contar un poco cómo estoy trabajando el tema. Hay un par de personas nefastas de mi pasado que me dan mucho material. Hace años que quiero contar lo tóxicas que fueron, pero tengo suficiente pudor para no enlazar sus nombres con las situaciones que quiero relatar. Así que tomé todas sus patrañas, sus violencias y sus abusos, y las distribuí entre varios personajes ficticios, que interactúan con el protagonista de mi historia, que soy, pero no soy, yo.

Es una historia fantástica y este puñado de personajes son parte de los tres cuartos de realidad. Mientras que el cuarto de fantasía proviene de sueños despierto y también otros que recuerdo de dormido, que se enlazan con la historia y entrelazan con los demás personajes, para armar el relato de la novela.

Háblame de tu autoficción en los comentarios 😉

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