The Windup Girl, de Paolo Bacigalupi

** spoiler alert ** Tengo dos opiniones de esta novela. La primera es que se pasó pa buena. Me voló la cabeza tres veces y ahora que escribo esto me dan escalofríos, así de potente la historia. Y la segunda, es que hay pocos detalles por los que me puedo quejar, pero son detalles enormes y me hacen mucho ruido.

Partamos con lo bueno. Es el siglo 23, las compañías calóricas (que ahora conocemos como “corporaciones multinacionales”) son dueñas de productos estériles a prueba de enfermedades y plagas. Y estas plagas, que algunas veces mutan y diezman poblaciones famélicas de humanos, son producto de las mismas corporaciones. Así nomás, igual que ahora, pero en la novela nadie trata de esconderlo. Es Tailandia, en una ciudad junto al mar protegida por diques antiquísimos que evitan la entrada del mar post derretimiento de los casquetes polares. Y en esta ciudad, un espía de las compañías calóricas encuentra una pista hacia una fuente de riqueza fabulosa: un banco de semillas secreto.

Así parte la novela. Distintas historias contadas desde la perspectiva de su protagonista se entremezclan, dando pinceladas a este futuro distópico que suena tan apocalíptico y corrupto. Por ahí leí que se trata de una “biopunk”, la versión biológica del steampunk. Donde la función de una persona se mide por las calorías que consume en relación con las calorías que gasta. Aquí las máquinas funcionan con motores a cuerda, donde la genética es un juego y cada día hay una nueva plaga. Los japoneses usan “mujeres a cuerda” y otras criaturas pensadas para trabajar; hombres de diez brazos capaces de desarrollar trabajos pesados pero incapaces de alimentarse por sí mismos.

En este contexto, el personaje que da nombre a la novela, Emiko, es una mujer a cuerda (windup girl).

No es que Emiko es un robot. Solo es “artificial”, es New People. Incapaz de reproducirse e incapaz de sobrevivir sin un amo que la cuide, seguramente a causa de los genes caninos embebidos en su sistema. Sus movimientos parecen los de una máquina mal engrasada, como un tartamudeo, lo que la hace muy obvia a los ojos de los humanos. Y a la pobre Emiko la abandonaron en Tailandia por su anterior amo. Al bastardo le salía más barato comprar una nueva de vuelta en Japón que pagar los costos de aduana por transportar la suya. Son objetos, ni siquiera se les considera humanos. Por ello trabaja en un puticlub, humillada cada noche porque no importa, porque para eso existe.

Ya me pasé de la raya con los espoilers. Hay más personajes, hay más historias, y la novela despliega cada trama y subtrama de manera magistral, es espectacular. A tal punto que esta novela ganó los premios Hugo, Nébula y el Locus, más unos cuantos más que no me suenan.

Lo malo es su lentitud. O sea, la novela no deja de avanzar, en ningún momento se queda pegada. A lo más, los personajes hacen algún raconto hacia alguna imagen o momento de sus vidas; y con eso nos dan una imagen parcial de su mundo. No es una novela de acción, es acerca de los personajes y cómo hacen para sobrevivir. Sigo pensando que es fascinante, pero se demora en llegar. Hay acción al principio y al final. Y el resto es un arco amplio en el que se desanudan problemas que interactúan y generan una conclusión esperada.

Otro problema, del que tal vez nadie más se dio cuenta, es Emiko. No quiero dar más espoilers, solamente diré que en dos oportunidades le ocurre algo terrible, algo que debería dejar alguna huella… pero que al siguiente capítulo es como si no hubiera ocurrido. Eso es grave. Y aunque no me crean, casi no se nota y por poco pasa inadvertido. La marea de sucesos es tan abrumadora y los personajes tienen mochilas muy pesadas. Un error así de absurdo pasa a segundo plano y se justifica a sí mismo sin que haya ninguna justificación. Así de formidable es la novela. Si ya leíste la novela y no sabes a qué me refiero, manda DM a @guajars y te contaré, sin divulgarlo.

Entre las dos opiniones, todo lo bueno apaña y reduce lo “malo” a una anécdota ridícula. La lentitud del relato es necesaria. Los personajes desplegaban sus irregularidades ante mis ojos y me hacían sospechar de cada uno. Ningún personaje es un héroe, al contrario, todos son monstruos que han cometido atrocidades para sobrevivir. Y a pesar de ello son queribles, son imperfectos y bellos. Por la CTM la novela pa buena.

Fanart de Windup Girl
Avatar de Daniel Enrique Guajardo Sánchez

By guajars

Santiago, 1977. Daniel Guajardo (aka) Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel Guajardo en Providence, Chile.