Hace rato que no leía algo así de bueno de Gaiman. Aparte del Libro del Cementerio y Dioses Americanos, no pude entrar bien en otros libros de él y pensé que tal vez el problema era yo. Pues sí, pero también no.
Este libro es bello, sigue la estructura del protagonista adulto que habla con voz de niño y es un libro para niños que pueden leer los adultos. Es una mezcla extraña y fascinante.
Las peripecias del protagonista me tenían tenso, muy tenso, al punto que salté páginas porque no quería seguir sufriendo. Luego recapitulé, cuando supe qué pasaba después. Y el final y sus ambigüedades me gustó mucho, al punto que terminé de leer con una sonrisa, reencantado con Neil y sus historias llenas de maravilla.
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