Leer en voz alta, entre otros nuevos aprendizajes
Un día cualquiera, decidido —otra vez, para variar— a hacer algo con mi primera novela, me puse a leer el prólogo a Leoncio
Un día cualquiera, decidido —otra vez, para variar— a hacer algo con mi primera novela, me puse a leer el prólogo a Leoncio
Así fue que perdí cinco horas de trabajo, muchas páginas de creación inspirada, en el basurero del caché del navegador