Invocando al pulento Pazuzu

Ayer cumplí 41 años. Tengo una familia maravillosa y nos demostramos amor empalagoso todos los días. Tengo amistades que no se diluyen con el paso del tiempo y hago nuevas amigues en el diplomado de guion. Tengo un trabajo la raja y compañeres de lujo. Mi vida es piola y feliz. Súper grossa y cachilupi.

La evidencia de tres años con vértigo me demuestra que el periodo más mareado comienza en agosto y debería terminar a fines de septiembre. Siempre estoy con el mismo vértigo posicional paroxístico benigno, pero estos meses son jevi así que es normal verme con bastón. El resto del año se me olvida que estoy arriba de un tagadá.

Me agarré una lesión en la espalda baja por pasar toda la vida sentado en mala posición, y porque a principio de este año me las di de joven y fui a un gimnasio de esos donde te electrocutan durante 20 minutos. Además, que tengo una particularidad ósea que acelera este tipo de lesión, lo que me hace sentir muy especial. No es invalidante, pero ya no puedo salir a trotar ni hacer el 90 % de los ejercicios que me mantenían en el rango superior de mi peso ideal.

Eso es el resumen de mi estado físico y sicológico. En general bien, aunque a veces sueño con ganar el loto para dedicarme únicamente a escribir/publicar y disfrutar de la vida como un zorrón rentista.

Lo escrito

Voy en 67k palabras, sumando los seis proyectos que avanzan en paralelo. Solo 8k corresponden a 2018, lo que es poco, pero no me avergüenza, especialmente porque solo en el diplomado de guion he escrito alrededor de 20000 palabras no contabilizadas en las 67k, entre definiciones de proyectos, escaletas y diálogos. Y sin contar mi proyecto Pixar* que son 10k palabras más, tampoco contabilizadas en las 67k.

*Corresponde a los trabajos prácticos del curso en línea Storytelling de Pixar in a Box (solo disponible en inglés en la Khan Academy); esto incluye las definiciones y listado de pulsos de un largometraje.

Todavía es un promedio ridículamente por debajo de mil cien palabras a la semana en estos 8 meses que van de este 2018, pero ha ido mejorando en la medida que los días son más luminosos y espero subir esa estadística antes que termine el año.

Los seis proyectos que suman 67k palabras son:

  • Nigromante (fantasía victoriana)
  • Espiral (fantasía)
  • Orfanato (fantasía urbana ambientada en Chile de 1981)
  • Blonda (ciencia ficción juvenil)
  • Reboot (ciencia ficción juvenil)
  • Espantos (horror juvenil)

Las primeras tres son las que me despiertan a las 5 de la mañana para escribir. Las otras tres se están macerando en mi cabeza, como que todavía me falta algo para avanzar con ellas.

Lo publicado

Aún nada este 2018. Quiero terminar al menos el borrador de alguna de las tres antes de 2019 y con eso me daría por satisfecho, por ahora.

Ya no hago proyecciones, porque luego tengo que justificar con los porqués de mi derrota. Me cansa, y en los años pasados que sí proyectaba y luego no cumplía, harta gente se cansó de escuchar lo mismo año tras año.

Lo mejor que pude hacer fue relajarme, escribir en la medida de mis posibilidades, y reducir el número de proyectos al mínimo. Eso se traduce en que no publico nada y lentamente me desvanezco del imaginario fantástico local. No digamos que alguna vez fui una presencia reconocible para el fándom, porque eso duró apenas una temporada.

Veo a otros creadores que producen libro tras libro y me digo que yo debería ser como ellos, pero luego leo lo que publicaron y se me pasa. Prefiero demorar, aunque publique un cuento al año, que sea el mejor cuento que puedo escribir.

¿Cómo va tu año?

Avatar de Daniel Enrique Guajardo Sánchez

By guajars

Santiago, 1977. Daniel Guajardo (aka) Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel Guajardo en Providence, Chile.