nostalgia

Este es un aprendizaje que me tomó casi treinta años en decantar: y es que «no necesito usar todas las herramientas de la caja para cambiar una ampolleta».

La escritura de ficción puede ser mecánica, estructurada, incluso científica; o puede ser libre, dinámica, hasta caótica. Agregando todos los matices que se nos ocurran entre el orden y el caos. La escritura de ficción puede ser lo que quieras que sea.

Para escribir ficción se puede usar el método aristotélico, que muchos usamos sin saberlo; o nos podemos obsesionar con métodos estructurados como Salva al Gato, con sus reglas de eventos que deben ocurrir en tal marca o si no… Y creo que ya probé todos los métodos, que de alguna manera se desprenden del aristotélico o del kishōtenketsu oriental: tres actos (o cuatro simétricos) con introducción, desarrollo y conclusión. Y si no lo he probado, es porque no es nada nuevo bajo el sol.

Pero no uso todos esos métodos, herramientas, estructuras, para crear o escribir o editar. De todos ellos, de todos los que conozco y que he utilizado, al final empleo apenas dos. Los que funcionan conmigo: el círculo de Harmon y la columna vertebral de la historia de Pixar.

De qué estás hablando Daniel.

El «círculo de Harmon» es una deconstrucción y simplificación del camino del héroe, en 8 etapas; que a su vez es una estructuración de Star Wars fabricada por Vogler, a partir de monomito de Campbell. Que, a modo de resumen, es una fabricación teórica en torno a la estructura narrativa bíblica en el viaje heroico de Jonás.

Por otro lado, la «columna vertebral de la historia, de Pixar» es el modelo inicial que emplean los creadores de historias en Pixar, que es un destilado del método utilizado por los cuentos de hadas y las historias de antaño, que a su vez provienen directamente de la tradición oral. Había una vez y etc.

Si mezclo el círculo de Harmon y la columna vertebral de la historia de Pixar, obtengo mi brevísimo método para organizar las historias que quiero contar, en una sola carilla.

A veces le agrego algunas preguntas dramáticas a cada etapa de la historia, solo para hacerme la vida difícil. Pero estas preguntas no dictaminan el rumbo de la historia, sino que me sirven como recordatorio de las decisiones que deberían tomar los personajes a lo largo de sus arcos.

La caja de herramientas.

El amigazo Stephen King habla de la caja de herramientas del escritor, en su libro «Mientras escribo». Hay historias que requieren más herramientas que otras. En algunos casos tengo que aplicar algún modelo arquetípico a un personaje. O debo recurrir a un tropo conocido para explorar una arista de la historia. Me debo hacer cargo de un cliché. Incluso me visto en la obligación de matar una decena de adjetivos y frases en voz pasiva, cosa que no estoy haciendo ahora. Todas estas herramientas y muchas más, forman parte de mi repertorio. Y las puedo usar, si es que quiero. Las conozco, sé manejarlas, las he empleado antes y las volveré a usar cuando las necesite.

Pero tal como dije al principio, no necesito toda la caja de herramientas para realizar una tarea simple.

¿Tienes conciencia de todas las herramientas narrativas, o editoriales, que conoces y manejas? Si tuviera que hacer una lista, seguro que lleno media página. Y más seguro aún, no me acordaría ni de un tercio de las que realmente conozco y manejo.

Está bien conocer nuevas técnicas. No hablo de usar IA, que si la quieres usar es cosa tuya, yo no la uso para mis ideas ni para escribir. Como la IA, hay muchos objetos brillantes ahí afuera, que te encandilarán con sus destellos de diamante. Y también está lleno de charlatanes, que te venderán algún método nuevo e infalible, que probablemente es una reconfiguración del modelo aristotélico con otro nombre.

Un solo consejo final.

La mayoría de las técnicas y herramientas narrativas funcionan bien con todos los formatos, ya sean audiovisuales, lúdicos o literarios. Pero no caigas en la tentación de contar tus historias de ficción narrativa con métodos audiovisuales, solo porque sueñas con la adaptación futura.

Es como si diera ejemplos de películas en un taller literario. Es una tentación muy grande, y poco fructífera.

Avatar de Daniel Enrique Guajardo Sánchez

By guajars

Santiago, 1977. Daniel Guajardo (aka) Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel Guajardo en Providence, Chile.